lunes, 8 de abril de 2013

De tareas y hábitos. Del homework al schoolwork. Un posible cierre del proceso de formación en medio de desenfreno publicitario.

Gabito, alumno de 3o de primaria, con tal de no seguir los encargos de su maestro quiere hacer creer a sus papás que su maestro no le deja tareas. Mientras que a su maestro con tal de zafarse de su incumplimiento quiere venderle la idea de que el perro se comió la misma. Y si tuviera la ocasión cualquier niño en la actualidad con tal de librarse de esta incomoda responsabilidad diría que también se han comido a sus papás.

Por mas reprobable que a muchos nos parezca esta evasión de responsabilidades. Debemos aceptar el hecho de que con tantos huecos comunicativos entre la escuela y la casa hay suficiente material para inventarse mil salidas.

No es mi intensión aplaudir estos escapes por creativos que parezcan. Si embargo es importante poner luces rojas en aquellas formas de entender la educación que ignora la importancia de la coordinación social. Lejos de ésta debemos admitir que el resultado de ciertas prácticas actuales nos han ido dando la ilusión de control a distancia. Y el resultado de ésta ilusión tiene mas que ver con una indiferencia hacia otras esferas que con una cobertura controlada.

Tras este antecedente en el seno de la formación sería importante preguntarnos, si deberíamos llegar a juzgar a cierto niño por falsear las circunstancias que lo llevarían a ser responsable en un marco que posibilita tal juego de relaciones. O más bien si deberíamos replantearnos aquellos esquemas que nos impiden lograr una visión holística. Es decir una visión que nos ayude a coordinarnos con otras esferas, empero las nuevas condiciones mediáticas, en aras de una educación consistente en este nuevo mundo.

Objetivo

En el presente ensayo pretendo primero exponer algunas condiciones que caracterizan la predisposición de los menores de edad hacia un ímpetu desbocado. Aunado a esto quiero mencionar brevemente sobre la exposición indiscriminada que los medios publicitarios usan en afán de tener público. Luego trataré el tema de cómo de la formación privada y la formación pública derivan los modos específicos de enseñanza; tutoría y enseñanza. A esta exposición le seguiría una propuesta que ayude a clarificar los modos mas característicos entre esferas. Más adelante se expondrá cómo es que sería posible una coordinación que vaya más allá del ámbito usual. Y al final se expondrán los retos y las posibles conclusiones.

La apertura natural del infante y la dispersión hipermediática cómo antecedentes problemáticos.

Los infantes como multiplicidad desatinada.

Antes de querer abordar uno de los más serios problemas relacionados con la coherencia formativa de los infantes: el desenfreno publicitario. Es importante reconocer algunas pautas que en el desarrollo del niño se vuelven fundamento para su proceso de individuación.

Antes de que el niño se reconozca como un individuo gobernado, sobre todo, por sus convicciones. Podríamos decir que es un mar de necesidades gobernado por reflejos, impulsos e instintos etc. Éste estado de cosas que no reconoce diferencia ni prioridad alguna en el niño es al final de cuentas el material primigenio donde surgirá una organización mas elaborada y concisa. El hecho de obedecer al itinerario de su "naturaleza" no le ofrece al infante mucha referencia sobre temporalidad ni espacialidad. A decir verdad, éste manojo inconsciente de impulsos simplemente se encuentra en un lento proceso de reconocimiento de sí. Ésta multiplicidad se conduce como una especie de exploradores que peinan el área por conocer.

La finalidad de ésta entonces sería de extender y conocer los límites de sus dominios. Sin embargo la única forma que "entendería" el organismo en este estadío para conocer sus dominios es el azar. La finalidad última de este movimiento explorativo es a final de cuentas reconocerse, por así decirlo, desde unidades menos organizadas a unidades más integradas. Desde la multiplicidad indiferenciada hasta la unidad integrada.

Como cables pelados.

Lo que de esta caracterización queremos destacar es el hecho de que en el proceso que conduce a la individuación, el niño distiende una serie de relaciones con su medio interno y externo que le ayudarán a integrar sus nociones y a captar los elementos del medio circundante. Éstas relaciones podríamos asociarlas con un grupo de cables expuestos o "pelados" que esperan conectarse con aquellas cosas que ofrezcan, en un momento dado, un mayor interés. Ésta disposición, dependiendo de la etapa del desarrollo, se manifiesta en una multiplicidad que jalonea para todos lados, sin ofrecer de momento una integración consiente. El individuo inicia su camino desde una multiplicidad simplemente contenida que pretende una unidad capaz de darle coherencia a su mundo.

Entonces habríamos de reconocer aquí aquella primer instancia que podría llegar a darle sentido y orden a esta multiplicidad de intereses en lo privado; el hogar.

En mayor o menor medida es en ésa disposición de hábitos otorgados por los papás o tutores, en el hogar, que el niño puede llegar a reconocerse como un individuo con intereses y responsabilidades propias.

Sin embargo, cómo antes mencionábamos existe una verdadera disposición al desatino el cuál resulta por su naturaleza más probable que ocurra y, a menos que tengamos en cuenta ésta y hagamos un abordaje mas consistente, no ayudaremos a superar éste "des-orden". En el contexto que nos encontremos la dificultad mas grande a superar será ésta multiplicidad inconsciente que conduce a la impertinencia.

De entrada contamos ya, en el infante, con una serie de condiciones que generan una impertinencia con la suficiente dispersión como para dejar uno o varios espacios libres que pueden llegar a dificultar su formación.

A este fenómeno de "cableado expuesto" en el que se encuentran los niños debemos agregarle otro conocido por utilizar todos los recursos para tener la atención del espectador; lo hipermediático.

Un Menú harto diverso las 24 horas.

A estas alturas no hace falta hacer mucho esfuerzo para que los medios de comunicación y entretenimiento entren a nuestras casas por humildes que estas sean. Los medios ya no solo se extienden propagandísticamente. Hoy en día estas formas hipermediáticas inundan, permitaseme el drama, los mas austeros hogares entrando por cualquier recoveco libre. Pero no es mi intensión poner en tela de juicio su función o su disposición en sociedades de control, de todas formas ésta intromisión es evidente.

Al menos, para ésta exposición, se ha vuelto indispensable mencionar, por su la gran influencia que estos medios tienen en la educación en general. Y es necesario por lo menos también mencionarlos como agentes causantes de ésta gran apertura a la que están expuestos los intereses de los niños y adolescentes.

Por lo tanto consideraremos que los medios de comunicación como los de entretenimiento son de una naturaleza publicitaria desenfrenada. La competencia y la diversificación de los programas de televisión, de las redes sociales y de los links, han hecho muy extenso la gama de elecciones posibles. A este hecho habrá que agregar que los canales de televisión y los accesos a internet están en servicio las 24 horas del día.

En pocas palabras de la capacidad de seducción que se puedan permitir los programas de televisión dependerá el rating, al menos en el caso del radio y la tv. Y en el caso del internet del numero de visitas que se tenga por día. Ésta es una política que a final de cuentas se aplica sin tomar en cuenta si son niños, niñas, adolescentes o adultos los que mantenga cautivos mientras se cumpla con la cuota diaria.

De la fractura al abismo.

El verdadero problema viene al encuentro de dos disposiciones altamente dispersantes. De un lado tenemos la naturaleza desatinada de niños y adolescentes y por otro lado tenemos un desenfreno publicitario. El resultado de la conjunción de estos elementos es un verdaderas desembocaduras por donde puede escapar cualquier intento de pautas que procuren hábitos o que generen pertinencia. Es por estas aberturas que la energía se escapa a la hora de generar individuos consistentes.

No quiero dar la impresión al lector de haberme desviado en disertaciones de tipo psicológicas, mercadológicas o ideológicas por algún tipo de extravío. De hecho para el presente ensayo es importante exponer que la disposición natural de los niños al aprehender el mundo es de un ímpetu a veces contrario a la idea firmeza. Así como también resulta importante hacer presente que resulta inevitable hacerle frente a la actualidad informacional y mas global.

Con tantas grietas en el proceso de educación no debería resultarnos extraño que las partes de este gran barco se dispersen con la corriente. Es por ello que resulta importante atar cabos para rescatar la importancia de la unidad. Por eso antes me gustaría exponer la diferenciación de sus componentes.

El individuo se forma en privado.

En lo que concierne a la educación básica estamos dispuestos a aceptar que tanto en casa (esfera privada) como en la escuela (esfera pública) el proceso de aprendizaje está siempre inmerso en una totalidad compleja. Es decir que el conjunto de caracteres sociales y ecológicos disponen de los elementos con y de los que el niño se influirá para dirigir su formación. Esto es cierto pero habrá que considerar que existe una exigencia fundamental que obedece a la origen de los modos en los que surge el proceso de aprendizaje.

El ámbito familiar o privado por ser el abastecedor de nutrientes básicos sería el primer responsable de ofrecer un espacio dirigido al proceso de individuación del niño: éste modo de aprendizaje sería la Tutoría.

Por pronto que fuese el desenvolvimiento del niño con el medio público es a final de cuentas en la esfera privada donde la cría humana encontraría la consistencia más fundamental. Pues quienes se pueden generar primero una idea integrada del conjunto de intenciones del niño son sus padres. Y es mediante esta reconstrucción de la vida interior del niño que los padres podían ganarse la autoridad del niño. Tema que me gustaría abordar mas adelante.

Una vez en ésta empresa educativa las primeras enseñanzas sobre el exterior serían las semillas encargadas de fecundar las nociones básicas de una esfera exterior. Es justo en ésta etapa en dónde el niño puede empezar a generarse una idea de responsabilidad social, encargo, deber o tarea.

La escuela como la esfera pública encargada de generar ciudadanos.

Así en lo posterior el niño se encontrará ante la posibilidad de inscribirse en una escuela pública o privada. De ahí en adelante ésta será la encargada, sobre todo, de ofrecer al niño y a sus compañeros un conocimiento de índole objetivo con el que puedan moverse en el sistema. Y aunque la atención a la formación del individuo es indispensable, la actividad propia del maestro estará centrada en ofrecer conocimiento al colectivo. Éste conocimiento objetivo ofrecido al colectivo estudiantil tiene un modo específico de aprendizaje: la Enseñanza.

Con un pié en cada lado. La Transhabitualidad.

La complejidad de estos ámbitos educativos estriba en que siendo distintos estos dos modos formativos (publico/privado) también comparten encargos del otro. Estos encargos son las tareas. El encargo más evidente de ellos es la tarea propiamente dicha, que en el pleno de la formación privada se otorga un espacio para la ejecución de tareas de índole objetivo. El otro encargo por no tener un delineamiento objetivo a veces resulta más implícito que explícito. En este se daría la instrucción de llevar a cabo todo ese conjunto de ámbitos que suponen una previa formación del individuo. La convivencia social, la limpieza, el orden, los hábitos sanitarios, la cordialidad, la disposición, la educación, la atención, entre otros son encargos que suponen una formación anterior del individuo. A éste encargo le denominaremos Scholwork. (tarea para escuela)

En el lenguaje anglosajón a la tarea escolar en casa se le denomina homework (tarea de la escuela). Nosotros para diferenciarla de los encargos de la casa en la escuela le llamaremos Schoolwork (tarea para escuela).

Antes de seguir avanzando seria justo preguntarnos, Cuál sería la novedad de un esquema que diferencia la formación publica de la privada para luego integrarlos. Cuáles serían las ventajas de esquemas que distinguen la tutoría de la enseñanza.

¿Que acaso no se había ya procurado el mandar a los niños y a las niñas a la escuela con la consigna de portarse bien? ¿No se había procurado que los niños cumplieran sus tareas escolares en casa?.

Ya decíamos que por naturaleza de sus ámbitos (público y privado) cada una de las formaciones tiene un modo enCARGADO sobre un tipo de desarrollo. Pero aunque el encargo de un papá sea sobre todo la formación de hábitos que ayudan a sacar adelante el hogar a éste le viene bien, a través de la realización del homework (tarea de escuela) , informarse de las competencias de su hijo en el entorno. Y, de la misma manera. Aunque el maestro esté enfocado a trabajar con el material propuesto por él o por el programa, le incumbe también, pero en menor medida, conocer asuntos de índole particular de cada alumno. Ésta función vendría a ser encargo de la schoolwork (tarea para escuela).

Hasta aquí podríamos reconocer incluso de forma intuitiva la índole específica de estos dos ámbitos. En el menor de los casos ¿Que papá no le ha encomendado a sus hijos que se porten bien antes de dejarlos en la cera de la escuela?

Sin embargo, habrá que admitir que aunque las recomendaciones surjan de una inspiración bien pensada de lo que el papá entiende conveniente para su niño, esto resulta insuficiente, pues no existe hasta aquí modo alguno de dar continuidad en la necesidad de relevo con el maestro. Por tanto, podríamos considerar la recomendación como un consejo "en saco roto".


Transhabitualidad

Por otro lado, tampoco tendríamos por qué asombrarnos de cierta renuencia del niño a aceptar una supuesta autoridad del maestro. Si la autoridad es algo que los padres o tutores podrían irse ganando con el trabajo de reconstrucción de los intereses de los niños. ¿Por que tendríamos que esperar que los niños asumieran de pronto una supuesta autoridad sabiendo que al maestro le debe incumbir sobre todo la enseñanza y no tanto la tutoría?

Es aquí en dónde la propuesta de un cierre comunicativo maestro-tutor pretende "enterar" al maestro sobre un conjunto de rasgos cualitativos del alumno que haría mas probable que el maestro hacer del maestro una figura de autoridad.

Así el trabajo de co-participación entre esferas vendría a cerrarse, en parte, hasta que existe una verificación por parte del maestro sobre un supuesto estado del alumno, resultado mismo de la formación en casa.

A estas alturas Gabito lejos de poder creer que puede inventar un pretexto por no haber realizado la tarea, al ser comprendido mas profundamente, tal vez, no tenga la necesidad ya de inventarse salidas.

De la misma forma que el maestro, en el mejor de los casos, tiene algún tipo de comunicación con los tutores a través notas escritas en cuadernos. Se esperaría que los padres remitieran una serie de características aprendidas en casa que hicieran patente la actual disposición del niño en la escuela.

Supongamos así una vez que el niño da cuenta que su maestro se ha enterado de las competencias adquiridas en casa ("el niño hoy aprendió sobre cordialidad y ahora sabe ordenar su cosas" ej.) el maestro podrá firmar de enterado para continuar con el ciclo comunicativo. Es entonces en este momento donde empieza a cerrarse la brecha ya antes mencionada. Hace falta decir que de manera reciproca los papás deberán confirmar de enterados cada mensaje del maestro.

Entonces para esta tarea resulta imprescindible que siendo el maestro un especialista en la educación se informe de todos aquellos rasgos que caracterizarían las particularidades del niño. Así de imprescindible resulta también que siendo los papás los encargados de habituar a los niños al medio domestico también se tomen en serio la tarea de acompañar a los niños en la realización de las actividades escolares.

Entonces con el hecho de traer el trabajo del otro estaríamos haciendo presente la interacción que surge de una función dada en el otro lado. Cuando el papá se encarga de poner en práctica las capacidades del niño éste está haciendo presente la noción de ámbito escolar. Y de igual manera cuando el maestro se entera de los encargos prescritos en casa éste también haciendo y haciéndole presente al niño los ámbitos privados.

Lo que queremos proponer es la posibilidad de hacer presente algo empero su distancia. Ya no creemos que sea posible una formación que dé lugar a escape o al escondite. Ya no son suficientes los recintos dedicados solo a la educación. Ni suficiente resulta una tutoría dirigida solo a la domesticación. Lo he dicho en ensayos pasados y lo repito en este. Ya no es suficiente hacer lo que “a cada quien le toca”. Ya no es suficiente dejar hacer el otro lo “lo que tiene que hacer”. Es importante salir a cerrar filas socialmente!.


Algunas recomendaciones para padres y maestros.

1) Atender la diferencia genética en donde se da por primera vez la formación pública y la formación privada.
2) Revisar que tanto la tarea-de-escuela como la tarea-para-escuela es una forma de hacer presente otro ambito dentro del predominante (el opuesto).
3) Es importante ajustar la retroalimentación a través de confianza entre maestros y padres.
4) Es importante que los maestros y padres acudan a las asambleas generales para dialogar, negociar, discutir y ponderar valores, politicas, contenidos y planes de trabajo.
Preguntas sobre la propuesta.
¿En dónde se da por primera vez la formación privada?
¿En dónde se da predominantemente la formación pública?
¿Cómo puede el padre enterarse diariamente de las competencias úublicas o objetivas del niño?

Bibliografía

Piaget, Jean, El estructuralismo. 1a Reimp. Ed. ¿Qué sé?, 1960
Keneth, Wilber, Breve historia de todas las cosas, 2da ed. Kairos, 1996
Keneth, Wilber, El proyecto Atman, 4a ed, Kairos, 1989
Zubiri, Xavier, Inteligencia sentiente, 3ed, ed. tecnos, 1980