sábado, 30 de agosto de 2025

Breve reflexión comparativa entre la big band y la música banda ("sinaloense").

En sus manifestaciones, el arte, según el ambiente que haya suscitado al autor, ha expresado una diversidad de sentidos y significados. De ahí que el arte pueda haber servido de receptáculo de las más vanas manifestaciones como de las más altas. En este caso, la música no es la excepción. Esta no solo ha sido término de ambientes sentimentales, sino de funciones sociales; considerando estas últimas variables, detrás de ellas encontramos autores inspirados desde las profundas e espirituales intenciones, hasta aquellos que buscan pretextos que sirvan de motivos para rellenar una música que “pegue” y se venda. Esto, dicho sea de paso, ha servido de oportunidad para engordar el ego de muchos músicos más desprevenidos.

En el caso de la música banda, podemos observar ciertos indicios que exponen la pobreza de este género. El uso de múltiples instrumentos subordinados y conformados a la literalidad de la canción resalta. Especialmente se nota el uso sobrado de vientos y metales, los cuales, lejos de crear un diálogo sonoro, parecen buscar una presencia enajenante, saturada y aturdidora que no deja espacio para la reflexión o la apreciación del detalle musical.

Aquí, cabe traer a colación lo que Wagner observó respecto al tratamiento de los metales en su música. Si bien en su caso los metales debían ser tratados con una cierta discreción, hasta “ocultándose” en el foso para generar una dimensión adecuada dentro de la obra, la música banda parece utilizar los metales de manera completamente contraria, con la intención de generar un efecto explosivo que aplaste al oyente, a menudo sin mayor justificación en términos de la composición misma. Sin embargo, una corrección importante a esta interpretación es que Wagner, en muchos de sus montajes operísticos, efectivamente distribuía las secciones instrumentales en distintos puntos del teatro para lograr un efecto de espacialización. Esta técnica no era necesariamente para ocultar los metales, sino para jugar con la percepción del oyente, creando una atmósfera única que enriqueciera la experiencia. Así, lo que inicialmente podría parecer una contradicción, en realidad refleja un tratamiento muy cuidadoso del sonido y su distribución.

Por otro lado, la big band presenta una formación similar de instrumentos metales y vientos, pero se mueve dentro de un marco sonoro diferente: el jazz. En este contexto, los metales y demás instrumentos no se limitan a seguir una línea melódica preestablecida, sino que se despliegan con relativa autonomía, creando un espacio para la improvisación y el diálogo musical. El trabajo seccional es crucial en una big band, con familias instrumentales como los clarinetes, saxofones, trompetas, trombones, y la sección rítmica (batería o percusiones y bajo), cada una aportando timbres y texturas que interactúan de manera compleja, pero siempre dentro de una estructura armónica y rítmica común. Este tipo de formación exige que los músicos sean no solo virtuosos en su instrumento, sino también sensibles a la interacción y al contexto sonoro que los rodea. El jazcista, como dice la reflexión original, debe aprender a escuchar y a leer no solo la partitura, sino cada situación, adaptándose constantemente al flujo de la música.

Por otro lado, la música banda (en particular la banda sinaloense) suele estar más enfocada en resaltar el contenido emocional y narrativo de sus letras. Las composiciones están frecuentemente rodeadas de una atmósfera de dolor, nostalgia o sufrimiento, a menudo amplificados por la presencia contundente de los metales, pero sin el mismo grado de interacción o improvisación que caracteriza al jazz. Sin embargo, sería injusto reducir la música banda a una mera crítica superficial. Si bien la banda sinaloense en su vertiente más comercial tiende a seguir fórmulas predecibles, existen ejemplos notables en los que la formación instrumental de la banda se emplea para ejecutar otros géneros musicales, incluidos arreglos de música clásica o incluso jazz. Estos ejemplos demuestran que el potencial de la banda como formación instrumental es mucho más amplio de lo que la crítica suele reflejar.

En suma, tanto la big band como la música banda utilizan una dotación instrumental similar, pero la diferencia entre ambas radica en la intención, la técnica y la estructura que las anima. Mientras la big band se mueve desde una lógica de diálogo musical y exigencia artística, la música banda, especialmente en su vertiente comercial, tiende a centrarse más en el impacto emocional superficial y en la repetición de fórmulas que en la búsqueda de una riqueza sonora más profunda. Sin embargo, es importante reconocer que la banda sinaloense, como muchos otros géneros populares, tiene un gran potencial para explorar y expandir su vocabulario musical, lo cual enriquecería su desarrollo artístico.

Este análisis no pretende ser una crítica exclusivamente negativa, sino una invitación a reconocer las complejidades y los matices de cada género, más allá de los estereotipos, y a valorar la música no solo en términos de lo que “vende”, sino en su capacidad para conectar profundamente con las emociones humanas a través de sus estructuras y formas sonoras.

viernes, 14 de julio de 2023

¡Holones para genios! ¿Quieres convertirte en un genio?

 1.- Los genios utilizan coordinadamente los dos hemisferios cerebrales.

 Esto, lo sepan o no, es porque trabajan con holones. Pero, qué son los holones; por lo pronto, digamos que los holones por definición son aquello que es totalidad y parte a la vez; son totiparte. Digamos por ahora, que es una forma novedosa de aprender las cosas en que se ven envueltas en una dinámica de apertura o profundización. Pero volvamos a los genios; si cada hemisferio está especializado en analizar o totalidades o partes; viendo las cosas como "totipartes" cada hemisferio tendrá que verse apoyado siempre por el otro como momento de las cosas “recurrente” y el hecho de comprehender cada cosa como holones estaremos fomentando su coordinación. Y poco a poco volviéndonos como los genios.

2.-Pero ¿qué más pueden hacer los “holones” por nosotros?

Si eres una persona inquieta, seguro que has notado que actividades en las que estas en cuerpo, pero no en mente -o en mente, pero no en espíritu-. No te aflijas, posiblemente tenga que ver con el método heredado del platonismo. Comúnmente llamado problema mente-cuerpo. Pero esto tiene una solución; porque cuando pensamos las cosas como "holones" tendemos a incorporar nuestra conducta sobre estas como una acción de nuestra mente y viceversa. Luego, muy probablemente ya no sentirán tu cuerpo o tu mente la necesidad de escapar cada vez que atendemos a alguna de ellas.

3.- Pero porque resultan tan trascendentales los holones a la hora de hacernos cargo del mundo.

No podemos ya desatender lo que le pasa al mundo, pero también es cierto que nuestra sociedad requiere que volvamos a acciones locales. Cualquiera de las dos acciones sesga una mejor comprensión de las cosas.  Las totipartes, es decir los holones son nociones que no pueden “detenerse”. Bueno de hecho no pueden detenerse. Luego entonces, al tratar de comprender la localidad como “nuestro todo”, terminamos sesgando nuestro abordaje dejando de lado el resto del mundo; lo mismo ocurre cuando nos centramos en lo que tienen de globales las cosas.  En cambio, cuando comenzamos por holones vamos advertidos de lo “local” no es sino un “momento” de la totalidad de cosas en el mundo. Sucede lo mismo del lado opuesto; aunque partamos de abordajes globales nos sentiremos invitados a buscar su fundamento en nuestro actuar.

La verdad es que si queremos entender a fondo las cosas ya no podemos pensar ni en local ni en lo global.

Hay que pensar, por decirlo de alguna forma ¡glocales! ¡Hay que pensar en holones!

lunes, 15 de junio de 2015

Sobre la arrogancia infantil y la paternidad oportuna. La bendición de los alimentos como verbigracia.

“La misma persona no puede ocupar todos los roles al mismo tiempo. Si un padre no renuncia a su posición de niño y especialmente de niño que quiere ser omnipotente, su hijo corre el riesgo de convertirse en un hijo juguete”
 Javier del Arco. 



Tal vez no haya algo tan preocupante en la actualidad como saber lo expuesto que están jóvenes y niños a problemas que solo podíamos imaginar que ocurrieran a los adultos.
¿Se me acusaría si afirmo que la participación de estos en problemas mayores se debe a la ilusión de autonomía por causa de un egocentrismo alentado por los padres? ¿Y que el olvido de las prácticas religiosas no ha hecho otra cosa que dejar a nuestros niños vulnerables a nuestra suspicacia comunitaria? ¿Es descabellado pensar que a estas alturas aquel legado humanitario que alguna vez habíamos de heredar a los niños, por sostener una dignidad inmerecida, se ha colapsado en una forma hiriente de arrogancia?

Comenzaremos reconociendo que toda soberbia adolescente es una expresión, como su raíz lo indica, de quien adolece de criterio. Esto aplica con mayor razón de quien adolece de conciencia moral (1).  Sus actos entonces más bien son respuesta de una formación que promovió, o dejó de promover, ciertas costumbres en casa. Resulta entonces inevitable no comenzar por aquel hábito educativo que lamentablemente, a nuestro parecer, hace de los niños "personas sobradas" o  "pagadas de si". Como posible causa queremos destacar la desafortunada recompensa que el padre soltero recibe a pesar de su importunio (2). Antes, en vez de ser advertido de la hondura de su responsabilidad, más bien pareciera promovido a "jefe de familia". De ahí que sea más probable que todo criterio propuesto por esta "autoridad" suponga, sin más, de ciertos privilegios (3).

En contraste, como cierre del artículo, reconoceremos ciertos hábitos que ayudarían a promover pautas llenas de agradecimiento y humildad, como la bendición de los alimentos (4).

1.- El niño y sus pretensiones omnipotentes.

No debería sorprendernos saber que el entendimiento del niño parte de una idea centrada en su ego. Basta recordar cómo éste es capaz de recurrir a la trampa o la mentira con tal de ganar la razón. De ahí en más, su entendimiento emergerá si logra distanciarse de su narcisismo.
De hecho, para pedagogos como Piaget, la posición de ser el "centro del mundo" es una exigencia que luego ayudará a dar sentido a toda cosa que no sea él mismo. Pero hasta que no enfrente sus pretensiones egocentristas no será posible para él un desarrollo "deseable".

Sin embargo el hecho de que el niño habite una sensación de omnipotencia es un beneficio que solo puede permitirse a trueque de ser dependiente de sus padres. A modo de contraparte, saberse dependiente implica una vulnerabilidad que precisa de la intervención de estos, es decir; es el arraigo de sus necesidades lo que en este escenario haría evidente su incompletud. Es justo aquí en dónde se vuelve pertinente la buena o mala intervención de los padres. Misma que al final de cuentas va aportar los términos con los que el niño se entenderá en su entorno.

2. Los padres como acceso al mundo.

En el mejor de los casos, los padres son por excelencia el acceso que los hijos tienen a lo más rico del mundo.  Así en la mediación de lo que tiene sentido en su entorno, estos inspirarán cuán lejos el niño pueda llegar. La habilidad del padre consistiría, pues, en ayudarle a entender cómo las cosas cobran sentido en la medida que su espíritu se mantenga abierto en el mundo.

Sin embargo, muchos padres se ven ante la lamentable situación de tener que asimilar la paternidad de manera improvisada. Y que en todo caso, aceptarían la idea si encuentran cierto acomodo conveniente.

Para quien suele sostener su autoestima en la dominación de cierto ámbito, tal vez no haya algo tan gratificante como la oportunidad de ponerle su nombre algún proyecto. Y dado que, para infortunio de muchos, esto resulta irrealizable, el saberse jefe de familia se vuelve una oportunidad dorada para sentirse reconocido por un proyecto en el que – en y con su nombre- se hará realidad su visión de las cosas. Nadie como Fredy Kofman en La empresa consciente para citar las limitaciones y problemáticas que representan estas visiones en toda empresa común.  El padre ve en su hijo una oportunidad de hacer sobrevivir su conclusas  -o inconclusas-  pretensiones de “ir más allá” y no precisamente de procurar cual fuera el modo personal de abrirse al mundo. De no advertir este riesgo el niño será un depositario de la inseguridad del padre en forma de arrogancia.

3.- Caldo de cultivo para la arrogancia.

Sin embargo, esta pretensión de realizarse en un proyecto sería imposible  sin  una  coimplicación  que  hiciera  partícipe  al niño rente a las pretensiones básicas del padre. En este caso, lo atractivo que resulta responder al nombramiento de "heredero soberano" sería lo que haga entrar al niño en esta dinámica (sobre todo por aquel antecedente que antes mostrábamos en que el niño surge de posturas megalómanas). Así, en estos términos, viene bien la idea de ser con cariño bien reconocido y mejor la de como héroe ser identificado.

Estas condiciones resultan ser las más propicias para un tipo de dinámica, de acuerdo a un concepto de moda, al que toda familia, aparentemente tiene derecho: la complicidad. Y si bien es cierto que estas condiciones instalan a los miembros de la familia en relaciones muy propias, privadas y cerradas, su ilusión de suficiencia, dignidad y exclusividad, (atrás mencionados) preparan a sus miembros a desentenderse de la apertura que otorga la participación, colaboración y humildad.

En lo concerniente, nuestra labor estará dirigida a ofrecer estrategias no solo para luchar contra el narcicismo dentro de la familia, sino para hacer emerger el espíritu más participativo de sus miembros. Por lo pronto, haremos mención de lo pertinente que resulta una costumbre que, en medio de la nutrición más incondicional, pone en manifiesto la relevancia que debemos hacía lo más trascendental.

4.- La oración en los alimentos como verbigracia.

Pero si el gran error a la hora de formar a los hijos guarda relación con la ilusión de un supuesto que dignifica el modo exclusivo de educar, "son mis hijos y nadie me dice cómo educarlos", nuestra propuesta no niega la influencia primordial de los padres, ni está dirigida a negar el apego ni la filiación propia de padres y madres. Al contrario. La nuestra está a favor de aquellas dinámicas que hacen presente lo perfectible de la educación, lo falible de los mentores y la humildad con que se puede llegar a reconocer uno en el mundo. Estamos a favor de reconocernos en el corazón de a cultura que puede llevar a una interiorización creciente en el espíritu y una apertura constante hacia el prójimo. Es decir una educación dichosa. Una educación en Dios.

Si es cierto que resultan indispensables los hábitos que puedan promover la renuncia a la omnipotencia, estos deberán entonces reconocernos en el esfuerzo comunitario. Resulta inevitable traer a colación un hábito, que parece haberse convertido más en una costumbre que en un acto consiente; la bendición de los alimentos. La bendición a la hora de los alimentos parece ser el lugar en que convergen la nutrición, la humildad, la conciencia social y Dios.


La oración, antes de los alimentos no parece ser exclusiva de alguna religión e incluso puede variar en la forma en que se realiza. Unas enfatizan el agradecimiento a Dios por los alimentos, otras, en pedir que sus alimentos sean bendecidos. Lo importante es que su práctica dilata en el niño, en el padre u otro miembro, cualquier pretensión de soberbia atribuyéndolo siempre a algo más.
En este antes de iniciar, se reconoce en la oración el esfuerzo de figuras dignas de bendecir como las manos de mamá. “Dios bendice las manos que hicieron este alimento”.  Así como oraciones que van incorporando a aquellos involucrados en el esfuerzo de traer la comida a la mesa, como es el caso de la comunidad, la naturaleza o Dios. “Te pedimos por aquellos que nos dieron techo, aquellos que se esfuerzan día con día por darnos un hogar”. También la dilatación de este acto con oración puede hacer consiente de los pobres o desprotegidos. “Te rogamos por aquellos que no tienen alimento”, “Señor dale comida a quien tiene hambre, y hambre de Dios a quien tiene comida”.
De este modo, la apertura que genera la oración se vuelve, entonces, el escenario primordial donde puedan iluminarse las contribuciones, por pocas que sean, de los pequeños hijos. “Y queremos pedirte, Dios, por Jaimito que ha demostrado ayudar a la casa con un interés creciente en mantener el orden”.
Es por la importancia que tendría en la formación de los niños, que creo que se vuelve fundamental implicar a Dios en nuestros hábitos, al menos si queremos que los niños siempre tengan hambre de Dios y no sean un premio de consolación de una paternidad circunstancial.
Gabriel Rivera.
 
 
 

lunes, 8 de abril de 2013

De tareas y hábitos. Del homework al schoolwork. Un posible cierre del proceso de formación en medio de desenfreno publicitario.

Gabito, alumno de 3o de primaria, con tal de no seguir los encargos de su maestro quiere hacer creer a sus papás que su maestro no le deja tareas. Mientras que a su maestro con tal de zafarse de su incumplimiento quiere venderle la idea de que el perro se comió la misma. Y si tuviera la ocasión cualquier niño en la actualidad con tal de librarse de esta incomoda responsabilidad diría que también se han comido a sus papás.

Por mas reprobable que a muchos nos parezca esta evasión de responsabilidades. Debemos aceptar el hecho de que con tantos huecos comunicativos entre la escuela y la casa hay suficiente material para inventarse mil salidas.

No es mi intensión aplaudir estos escapes por creativos que parezcan. Si embargo es importante poner luces rojas en aquellas formas de entender la educación que ignora la importancia de la coordinación social. Lejos de ésta debemos admitir que el resultado de ciertas prácticas actuales nos han ido dando la ilusión de control a distancia. Y el resultado de ésta ilusión tiene mas que ver con una indiferencia hacia otras esferas que con una cobertura controlada.

Tras este antecedente en el seno de la formación sería importante preguntarnos, si deberíamos llegar a juzgar a cierto niño por falsear las circunstancias que lo llevarían a ser responsable en un marco que posibilita tal juego de relaciones. O más bien si deberíamos replantearnos aquellos esquemas que nos impiden lograr una visión holística. Es decir una visión que nos ayude a coordinarnos con otras esferas, empero las nuevas condiciones mediáticas, en aras de una educación consistente en este nuevo mundo.

Objetivo

En el presente ensayo pretendo primero exponer algunas condiciones que caracterizan la predisposición de los menores de edad hacia un ímpetu desbocado. Aunado a esto quiero mencionar brevemente sobre la exposición indiscriminada que los medios publicitarios usan en afán de tener público. Luego trataré el tema de cómo de la formación privada y la formación pública derivan los modos específicos de enseñanza; tutoría y enseñanza. A esta exposición le seguiría una propuesta que ayude a clarificar los modos mas característicos entre esferas. Más adelante se expondrá cómo es que sería posible una coordinación que vaya más allá del ámbito usual. Y al final se expondrán los retos y las posibles conclusiones.

La apertura natural del infante y la dispersión hipermediática cómo antecedentes problemáticos.

Los infantes como multiplicidad desatinada.

Antes de querer abordar uno de los más serios problemas relacionados con la coherencia formativa de los infantes: el desenfreno publicitario. Es importante reconocer algunas pautas que en el desarrollo del niño se vuelven fundamento para su proceso de individuación.

Antes de que el niño se reconozca como un individuo gobernado, sobre todo, por sus convicciones. Podríamos decir que es un mar de necesidades gobernado por reflejos, impulsos e instintos etc. Éste estado de cosas que no reconoce diferencia ni prioridad alguna en el niño es al final de cuentas el material primigenio donde surgirá una organización mas elaborada y concisa. El hecho de obedecer al itinerario de su "naturaleza" no le ofrece al infante mucha referencia sobre temporalidad ni espacialidad. A decir verdad, éste manojo inconsciente de impulsos simplemente se encuentra en un lento proceso de reconocimiento de sí. Ésta multiplicidad se conduce como una especie de exploradores que peinan el área por conocer.

La finalidad de ésta entonces sería de extender y conocer los límites de sus dominios. Sin embargo la única forma que "entendería" el organismo en este estadío para conocer sus dominios es el azar. La finalidad última de este movimiento explorativo es a final de cuentas reconocerse, por así decirlo, desde unidades menos organizadas a unidades más integradas. Desde la multiplicidad indiferenciada hasta la unidad integrada.

Como cables pelados.

Lo que de esta caracterización queremos destacar es el hecho de que en el proceso que conduce a la individuación, el niño distiende una serie de relaciones con su medio interno y externo que le ayudarán a integrar sus nociones y a captar los elementos del medio circundante. Éstas relaciones podríamos asociarlas con un grupo de cables expuestos o "pelados" que esperan conectarse con aquellas cosas que ofrezcan, en un momento dado, un mayor interés. Ésta disposición, dependiendo de la etapa del desarrollo, se manifiesta en una multiplicidad que jalonea para todos lados, sin ofrecer de momento una integración consiente. El individuo inicia su camino desde una multiplicidad simplemente contenida que pretende una unidad capaz de darle coherencia a su mundo.

Entonces habríamos de reconocer aquí aquella primer instancia que podría llegar a darle sentido y orden a esta multiplicidad de intereses en lo privado; el hogar.

En mayor o menor medida es en ésa disposición de hábitos otorgados por los papás o tutores, en el hogar, que el niño puede llegar a reconocerse como un individuo con intereses y responsabilidades propias.

Sin embargo, cómo antes mencionábamos existe una verdadera disposición al desatino el cuál resulta por su naturaleza más probable que ocurra y, a menos que tengamos en cuenta ésta y hagamos un abordaje mas consistente, no ayudaremos a superar éste "des-orden". En el contexto que nos encontremos la dificultad mas grande a superar será ésta multiplicidad inconsciente que conduce a la impertinencia.

De entrada contamos ya, en el infante, con una serie de condiciones que generan una impertinencia con la suficiente dispersión como para dejar uno o varios espacios libres que pueden llegar a dificultar su formación.

A este fenómeno de "cableado expuesto" en el que se encuentran los niños debemos agregarle otro conocido por utilizar todos los recursos para tener la atención del espectador; lo hipermediático.

Un Menú harto diverso las 24 horas.

A estas alturas no hace falta hacer mucho esfuerzo para que los medios de comunicación y entretenimiento entren a nuestras casas por humildes que estas sean. Los medios ya no solo se extienden propagandísticamente. Hoy en día estas formas hipermediáticas inundan, permitaseme el drama, los mas austeros hogares entrando por cualquier recoveco libre. Pero no es mi intensión poner en tela de juicio su función o su disposición en sociedades de control, de todas formas ésta intromisión es evidente.

Al menos, para ésta exposición, se ha vuelto indispensable mencionar, por su la gran influencia que estos medios tienen en la educación en general. Y es necesario por lo menos también mencionarlos como agentes causantes de ésta gran apertura a la que están expuestos los intereses de los niños y adolescentes.

Por lo tanto consideraremos que los medios de comunicación como los de entretenimiento son de una naturaleza publicitaria desenfrenada. La competencia y la diversificación de los programas de televisión, de las redes sociales y de los links, han hecho muy extenso la gama de elecciones posibles. A este hecho habrá que agregar que los canales de televisión y los accesos a internet están en servicio las 24 horas del día.

En pocas palabras de la capacidad de seducción que se puedan permitir los programas de televisión dependerá el rating, al menos en el caso del radio y la tv. Y en el caso del internet del numero de visitas que se tenga por día. Ésta es una política que a final de cuentas se aplica sin tomar en cuenta si son niños, niñas, adolescentes o adultos los que mantenga cautivos mientras se cumpla con la cuota diaria.

De la fractura al abismo.

El verdadero problema viene al encuentro de dos disposiciones altamente dispersantes. De un lado tenemos la naturaleza desatinada de niños y adolescentes y por otro lado tenemos un desenfreno publicitario. El resultado de la conjunción de estos elementos es un verdaderas desembocaduras por donde puede escapar cualquier intento de pautas que procuren hábitos o que generen pertinencia. Es por estas aberturas que la energía se escapa a la hora de generar individuos consistentes.

No quiero dar la impresión al lector de haberme desviado en disertaciones de tipo psicológicas, mercadológicas o ideológicas por algún tipo de extravío. De hecho para el presente ensayo es importante exponer que la disposición natural de los niños al aprehender el mundo es de un ímpetu a veces contrario a la idea firmeza. Así como también resulta importante hacer presente que resulta inevitable hacerle frente a la actualidad informacional y mas global.

Con tantas grietas en el proceso de educación no debería resultarnos extraño que las partes de este gran barco se dispersen con la corriente. Es por ello que resulta importante atar cabos para rescatar la importancia de la unidad. Por eso antes me gustaría exponer la diferenciación de sus componentes.

El individuo se forma en privado.

En lo que concierne a la educación básica estamos dispuestos a aceptar que tanto en casa (esfera privada) como en la escuela (esfera pública) el proceso de aprendizaje está siempre inmerso en una totalidad compleja. Es decir que el conjunto de caracteres sociales y ecológicos disponen de los elementos con y de los que el niño se influirá para dirigir su formación. Esto es cierto pero habrá que considerar que existe una exigencia fundamental que obedece a la origen de los modos en los que surge el proceso de aprendizaje.

El ámbito familiar o privado por ser el abastecedor de nutrientes básicos sería el primer responsable de ofrecer un espacio dirigido al proceso de individuación del niño: éste modo de aprendizaje sería la Tutoría.

Por pronto que fuese el desenvolvimiento del niño con el medio público es a final de cuentas en la esfera privada donde la cría humana encontraría la consistencia más fundamental. Pues quienes se pueden generar primero una idea integrada del conjunto de intenciones del niño son sus padres. Y es mediante esta reconstrucción de la vida interior del niño que los padres podían ganarse la autoridad del niño. Tema que me gustaría abordar mas adelante.

Una vez en ésta empresa educativa las primeras enseñanzas sobre el exterior serían las semillas encargadas de fecundar las nociones básicas de una esfera exterior. Es justo en ésta etapa en dónde el niño puede empezar a generarse una idea de responsabilidad social, encargo, deber o tarea.

La escuela como la esfera pública encargada de generar ciudadanos.

Así en lo posterior el niño se encontrará ante la posibilidad de inscribirse en una escuela pública o privada. De ahí en adelante ésta será la encargada, sobre todo, de ofrecer al niño y a sus compañeros un conocimiento de índole objetivo con el que puedan moverse en el sistema. Y aunque la atención a la formación del individuo es indispensable, la actividad propia del maestro estará centrada en ofrecer conocimiento al colectivo. Éste conocimiento objetivo ofrecido al colectivo estudiantil tiene un modo específico de aprendizaje: la Enseñanza.

Con un pié en cada lado. La Transhabitualidad.

La complejidad de estos ámbitos educativos estriba en que siendo distintos estos dos modos formativos (publico/privado) también comparten encargos del otro. Estos encargos son las tareas. El encargo más evidente de ellos es la tarea propiamente dicha, que en el pleno de la formación privada se otorga un espacio para la ejecución de tareas de índole objetivo. El otro encargo por no tener un delineamiento objetivo a veces resulta más implícito que explícito. En este se daría la instrucción de llevar a cabo todo ese conjunto de ámbitos que suponen una previa formación del individuo. La convivencia social, la limpieza, el orden, los hábitos sanitarios, la cordialidad, la disposición, la educación, la atención, entre otros son encargos que suponen una formación anterior del individuo. A éste encargo le denominaremos Scholwork. (tarea para escuela)

En el lenguaje anglosajón a la tarea escolar en casa se le denomina homework (tarea de la escuela). Nosotros para diferenciarla de los encargos de la casa en la escuela le llamaremos Schoolwork (tarea para escuela).

Antes de seguir avanzando seria justo preguntarnos, Cuál sería la novedad de un esquema que diferencia la formación publica de la privada para luego integrarlos. Cuáles serían las ventajas de esquemas que distinguen la tutoría de la enseñanza.

¿Que acaso no se había ya procurado el mandar a los niños y a las niñas a la escuela con la consigna de portarse bien? ¿No se había procurado que los niños cumplieran sus tareas escolares en casa?.

Ya decíamos que por naturaleza de sus ámbitos (público y privado) cada una de las formaciones tiene un modo enCARGADO sobre un tipo de desarrollo. Pero aunque el encargo de un papá sea sobre todo la formación de hábitos que ayudan a sacar adelante el hogar a éste le viene bien, a través de la realización del homework (tarea de escuela) , informarse de las competencias de su hijo en el entorno. Y, de la misma manera. Aunque el maestro esté enfocado a trabajar con el material propuesto por él o por el programa, le incumbe también, pero en menor medida, conocer asuntos de índole particular de cada alumno. Ésta función vendría a ser encargo de la schoolwork (tarea para escuela).

Hasta aquí podríamos reconocer incluso de forma intuitiva la índole específica de estos dos ámbitos. En el menor de los casos ¿Que papá no le ha encomendado a sus hijos que se porten bien antes de dejarlos en la cera de la escuela?

Sin embargo, habrá que admitir que aunque las recomendaciones surjan de una inspiración bien pensada de lo que el papá entiende conveniente para su niño, esto resulta insuficiente, pues no existe hasta aquí modo alguno de dar continuidad en la necesidad de relevo con el maestro. Por tanto, podríamos considerar la recomendación como un consejo "en saco roto".


Transhabitualidad

Por otro lado, tampoco tendríamos por qué asombrarnos de cierta renuencia del niño a aceptar una supuesta autoridad del maestro. Si la autoridad es algo que los padres o tutores podrían irse ganando con el trabajo de reconstrucción de los intereses de los niños. ¿Por que tendríamos que esperar que los niños asumieran de pronto una supuesta autoridad sabiendo que al maestro le debe incumbir sobre todo la enseñanza y no tanto la tutoría?

Es aquí en dónde la propuesta de un cierre comunicativo maestro-tutor pretende "enterar" al maestro sobre un conjunto de rasgos cualitativos del alumno que haría mas probable que el maestro hacer del maestro una figura de autoridad.

Así el trabajo de co-participación entre esferas vendría a cerrarse, en parte, hasta que existe una verificación por parte del maestro sobre un supuesto estado del alumno, resultado mismo de la formación en casa.

A estas alturas Gabito lejos de poder creer que puede inventar un pretexto por no haber realizado la tarea, al ser comprendido mas profundamente, tal vez, no tenga la necesidad ya de inventarse salidas.

De la misma forma que el maestro, en el mejor de los casos, tiene algún tipo de comunicación con los tutores a través notas escritas en cuadernos. Se esperaría que los padres remitieran una serie de características aprendidas en casa que hicieran patente la actual disposición del niño en la escuela.

Supongamos así una vez que el niño da cuenta que su maestro se ha enterado de las competencias adquiridas en casa ("el niño hoy aprendió sobre cordialidad y ahora sabe ordenar su cosas" ej.) el maestro podrá firmar de enterado para continuar con el ciclo comunicativo. Es entonces en este momento donde empieza a cerrarse la brecha ya antes mencionada. Hace falta decir que de manera reciproca los papás deberán confirmar de enterados cada mensaje del maestro.

Entonces para esta tarea resulta imprescindible que siendo el maestro un especialista en la educación se informe de todos aquellos rasgos que caracterizarían las particularidades del niño. Así de imprescindible resulta también que siendo los papás los encargados de habituar a los niños al medio domestico también se tomen en serio la tarea de acompañar a los niños en la realización de las actividades escolares.

Entonces con el hecho de traer el trabajo del otro estaríamos haciendo presente la interacción que surge de una función dada en el otro lado. Cuando el papá se encarga de poner en práctica las capacidades del niño éste está haciendo presente la noción de ámbito escolar. Y de igual manera cuando el maestro se entera de los encargos prescritos en casa éste también haciendo y haciéndole presente al niño los ámbitos privados.

Lo que queremos proponer es la posibilidad de hacer presente algo empero su distancia. Ya no creemos que sea posible una formación que dé lugar a escape o al escondite. Ya no son suficientes los recintos dedicados solo a la educación. Ni suficiente resulta una tutoría dirigida solo a la domesticación. Lo he dicho en ensayos pasados y lo repito en este. Ya no es suficiente hacer lo que “a cada quien le toca”. Ya no es suficiente dejar hacer el otro lo “lo que tiene que hacer”. Es importante salir a cerrar filas socialmente!.


Algunas recomendaciones para padres y maestros.

1) Atender la diferencia genética en donde se da por primera vez la formación pública y la formación privada.
2) Revisar que tanto la tarea-de-escuela como la tarea-para-escuela es una forma de hacer presente otro ambito dentro del predominante (el opuesto).
3) Es importante ajustar la retroalimentación a través de confianza entre maestros y padres.
4) Es importante que los maestros y padres acudan a las asambleas generales para dialogar, negociar, discutir y ponderar valores, politicas, contenidos y planes de trabajo.
Preguntas sobre la propuesta.
¿En dónde se da por primera vez la formación privada?
¿En dónde se da predominantemente la formación pública?
¿Cómo puede el padre enterarse diariamente de las competencias úublicas o objetivas del niño?

Bibliografía

Piaget, Jean, El estructuralismo. 1a Reimp. Ed. ¿Qué sé?, 1960
Keneth, Wilber, Breve historia de todas las cosas, 2da ed. Kairos, 1996
Keneth, Wilber, El proyecto Atman, 4a ed, Kairos, 1989
Zubiri, Xavier, Inteligencia sentiente, 3ed, ed. tecnos, 1980






jueves, 28 de marzo de 2013

El proceso de sombra 3-2-1


Empiece eligiendo aquello con lo que quiere trabajar. Suele ser más fácil comenzar con una persona “persona difícil” por la que usted se sienta atraído, repelido o molesto (como, por ejemplo, la pareja, un jefe o un pariente). También puede elegir una imagen onírica o una sensación corporal que le distraiga o que, de un modo y otro, atraiga su atención.
No olvide que la perturbación puede ser tanto positiva como negativa.
Hay dos formas posibles de reconocer la presencia de la sombra. El contenido de la sombra:

Puede tornarle negativamente hipersensible, reactivo, irritado, enojado, molesto o dañado, y también puede tratarse de un tono o estado emociona que impregna su vida,

O

Puede tornarle positivamente hipersensible, infatuado, posesivo, obsesionado, claramente atraído o quizás se convierta en una idealización continua que estructura sus motivaciones o sus estados de ánimo.

Siga luego los tres pasos del proceso:

3. Enfréntese a ello.
Observe el problema y luego, utilizando un diario en el que tomar nota o una silla vacía con la que dialogar, describa con todo detalle la persona, situación, imagen o sensación, utilizando pronombres en tercera persona como, “él”,”de él”, “ella”, “de ella”, “ellos”, “suyos” y “sus”. Esta es una oportunidad para explorar con detalle su experiencia de la perturbación, especialmente lo que más te molesta. No desaproveche esta oportunidad y permítase describirla de la manera más plena y minuciosa posible.

2. Hable con ello.
Entable un diálogo simulado con esos objetos de conciencia utilizando pronombre  de segunda persona (como “tu” o “tuyo”). Y convendrá, puesto que ésa es una oportunidad para relacionarse con el problema, aprovechar la ocasión para hablar directamente con la persona, situación, imagen o sensación que aparezca en su conciencia. Quizá podría entonces formulándose preguntas del tipo “Quién/Qué eres? ¿De dónde vienes?, ¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Qué necesitas decirme? ¿Qué es lo que tienes que ofrecerme?” Permita luego que la perturbación le responda. Imagine lo que le respondería si realmente pudiese hablar con usted. Déjese sorprender por lo que aparece durante este diálogo.

1. Conviértase en ello.
Utilice ahora, mientras escribe o habla en primer persona, los pronombres “yo”, “mi” y “lo mío”, al tiempo que se convierte en la persona, situación, imagen o sensación que está explotando. Contemple el mundo, incluyéndose a sí mismo, desde la perspectiva única  de esa perturbación permítase también descubrir, no sólo las similitudes, sino también que realmente son una y la misma cosa. Esboce finalmente una afirmación o una identificación del tipo “Yo soy…”o”…soy yo”. Esto es alfo que, por su misma naturaleza, siempre experimentará como algo discordante o “equivocado” (después de todo es precisamente lo que su psiquismo se ha esforzado en negar!) Pero pruébelo una y otra vez hasta acabar descubriendo la verdad que encierra.

            Este último paso (el “1” del proceso 3-2-1) suele tener una segunda parte en la que  se completa el proceso de reapropiación completa de la sombra. En ese caso no sólo contempla provisionalmente el mundo desde esta perspectiva, sino que también siente el sentimiento o impulso anteriormente excluido hasta reconocerlo claramente como propio. Luego debe comprometerse con él hasta llegar a reintegrarlo.

            Para completar el proceso permítase luego registrar la realidad anteriormente excluida no solo con la mente sino con todos los niveles de sus ser. Este paso provoca un cambio de conciencia, emoción y energía sutil que libera la energía y la atención atrapada en la negación. Y el indicador más claro de que el proceso funciona es que usted se siente más ligero, más libre, más en paz y más abierto y en ocasiones, más elevado y hasta un poco mareado. Entonces es cuando se abren las puertas a un nuevo tipo de compromiso con la vida.

Ken Wilber Et. al  LA PRáCTICA INTEGRAL DE VIDA p. 48


martes, 26 de marzo de 2013

Modalidades ascendentes y descendentes para flanquear la dualidad de lo interno y lo externo.

Me he descubierto en dos tipos de meditación sin forma. Me pregunto si alguno de ustedes le encuentra sentido.
Las dos las encuentro relacionadas con posturas ascendentes y descendentes que se pueden complementar y combinar. El ejercicio requiere loto completo o medio loto.

La primera de ellas relaciona la exhalación con dejarse caer a la sensación mas física en relajamiento (descenso). Mientras que la inhalación visualiza como la permeabilidad de los limites de nuestra "forma" cede al pranna del entorno (ascenso).
La segunda relaciona la exhalación con el empuje de los limites de la sensación de yoidad hacia la totalidad restante (ascenso). Mientras que la inhalación tiende mediante la plenitud abdominal a bajar la sensación hasta sentir el contacto con la tierra (descenso).

La idea al final sería que el sujeto supere estas dualidades de dentro hacia fuera, de afuera hacia dentro en cada respiración encontrándose al último en la Vacuidad del Ser.
La idea es a través de varios caminos meditativos flanquear el estado de dualidad y así hacer mas probable alcanzar la Unidad .

sábado, 9 de marzo de 2013

“Foto Empapada por contextos”

por Gabriel Rivera

A vueltas con la supuesta imparcialidad fotográfica.

El siguiente link muestra una dramatica foto en donde una vibora tiene atrapado a un niño y aparentemente el  fotografo presente lejos de ayudarle, continua la toma.




He aquí  el link del articulo completo.

http://www.planetacurioso.com/2012/08/23/una-serpiente-constrictora-le-atrapa-el-pie-y-nadie-lo-ayuda/

No es la primera vez que una fotografía resulta tan conmovedora como alarmante. Con anterioridad el ganador del Pulitzer, en 1994 se suicidó por un supuesto cargo de conciencia. Pues su en fotografía mostraba a un niño siendo acechado por un buitre. Después del premio la crítica le pregunto -¿Y qué hiciste para salvarla?


 La influencia que puede llegar a generar una fotografía a veces parece incontestable. Y a eso debemos agregar la idea de que una imagen puede llegar a ser suficiente referencia para cualquiera. Sin embargo, esto deja sin atender algunos aspectos de índole documental y otros de índole ético. Una persona que puede llegar a fotografiar un acontecimiento dado, no es por su mera ocurrencia. El fotógrafo se debe por muy inesperado que sea el evento a un contexto previo que le sitúa en un tiempo y en un espacio específico (y especificable). Es decir que, al entrar en un territorio dado, el fotógrafo viene "desde" un objetivo "hasta" otro. Ya sea por un compromiso ecológico o uno problemático está ya sumergido hasta el cuello en contextos que le otorgan un sentido documental a la fotografía. Estos deberán entonces incluirse.


Una pregunta para esta situación sería si debería permitirse el fotógrafo ser imparcial cuando se trata, no de un referente meramente natural, sino de un ser humano. Debemos recordar que el ser humano antes de ser un modelo fotográfico es el referente categórico que posibilita al observador estar posicionado tecnológica, geográfica y culturalmente. Estos condicionantes que le superan y le involucran hacen de cualquier intento de imparcialidad un verdadero atentado contra su obra su dignidad y contra el individuo. Así que la contextualización documental al ser, antes o después, lo que origina la misma foto es un contenido imprescindible de una obra. Entonces, repito, al ser coactivo de la obra deberá incluirse. Y disculpen si me repito, pero, es por estár instalado en un "antes" y un "después", que el autor debe completar el sentido informacional de su obra si no quiere ser tildado de superfluo u oportunista. Y el público deberá así exigir que cada fotografía tenga un referente de ser posible exhaustivo sino quiere ser tildado de hueco.